El concepto de actividad mental incluirá la capacidad de memorizar, analizar, estructurar datos y aplicar la información en diferentes situaciones, incluso en condiciones de limitación de tiempo. En pocas palabras, una persona con alta actividad mental recuerda mejor y más, establece analogías más rápidamente, destaca las ideas principales en textos voluminosos y es capaz de aplicar rápidamente todos los conocimientos disponibles, así como de sacar conclusiones sobre la base de la experiencia obtenida previamente o de los datos proporcionados, lo que garantiza las ventajas competitivas tanto en la carrera como en la vida.
¿Por qué disminuye la actividad mental?
Los datos congénitos de la actividad mental pueden afectar ligeramente al desarrollo de una persona, pero un proceso de aprendizaje aumenta muy notablemente la capacidad de análisis y síntesis, y también desarrolla la memoria. En la infancia, las personas aprenden muy rápidamente, asimilando enormes cantidades de información, experiencias propias y ajenas, recibiendo datos de familiares y extraños, experimentando y observando. Al entrar en la escuela, el niño ya cuenta con un gran bagaje de información, y la educación posterior está destinada a desarrollar la capacidad de análisis y, paralelamente, a entrenar la memoria. El aprendizaje activo continúa en la universidad, luego en los primeros meses en el trabajo, y después hay una pausa: las habilidades básicas se han adquirido y dominado, la mayoría de las acciones que garantizan el modo de vida habitual se realizan de forma automática, y los conocimientos y habilidades que no se utilizan activamente comienzan a desvanecerse gradualmente de la memoria, porque son inútiles.
La segunda razón por la que la actividad mental comienza a declinar radica en el estilo de vida:
- el tabaquismo, el alcohol;
- la falta de sueño y la ausencia de horario de sueño;
- la falta de actividad física;
- disminución de una cuota de comunicación en directo;
- dieta alimenticia incorrectamente compuesta;
- un entorno estresante.
Todos estos factores conducen a una disminución de las capacidades cognitivas y a la destrucción gradual de las conexiones neuronales. Además, algunos malos hábitos provocan daños orgánicos en el cerebro, lo que, a su vez, reduce considerablemente la actividad mental.
Ahorrar y aumentar
Es muy posible restaurar los indicadores de actividad mental a nivel de la escuela secundaria y la universidad, incluso con una larga pausa en el entrenamiento y una gran lista de los factores negativos – es suficiente para tener la motivación para empezar y la autodisciplina para seguir trabajando en sí mismo. Y lo primero que ayudará a mejorar la actividad mental serán los estudios. No importa qué estudiar exactamente: puedes aprender un idioma extranjero o conocer la historia de la pintura, aprender a esculpir o a bordar, dedicarte al deporte y comprender los entresijos del entrenamiento psicológico, aprender una nueva profesión o recibir formación adicional.
Es importante estudiar con regularidad, tratar de minimizar la influencia de los factores perjudiciales y no olvidarse del descanso. Al principio, el trabajo sobre uno mismo será difícil y tedioso, porque el cerebro está acostumbrado a gastar un mínimo de esfuerzos.
La combinación del autodesarrollo constante, del modo de trabajo y descanso y de los medicamentos que mejoran las funciones cerebrales a nivel orgánico, permite alcanzar rápidamente resultados notables en un nuevo campo de actividad, lo que proporciona una mayor motivación para dominar nuevas habilidades. Como resultado, el nivel de la actividad mental aumenta constantemente, lo que no sólo mejora el rendimiento, sino que también protege contra los cambios degenerativos relacionados con la edad.
